Que sensación tan extraña verte igual,
como es posible que con tu cara
tengas la desfachatez de venirme a saludar,
dices que todo lo malo debo olvidar,
pero las heridas que causaste sangran sin parar.
Ahora entiendo el dolor y el vació en el pecho,
comprendo lo que llorando me han dicho,
lo desgarrador que te arrebaten la confianza,
la inestabilidad al perder a quien amabas,
lo difícil que es decidir si quieres seguir con vida
o preferir quedarse amargada.